En Fuerzas especiales, décima novela de su autora, la protagonista es una joven de un barrio marginal que se prostituye en un cibercafé, en medio de una vida llena de desgracias familiares. "Voy al cíber a buscar en las pantallas mi comida. Todos se comen. Me comen a mí también." El telón de fondo es un grupo de bloques sitiado por las fuerzas especiales de la policía. Pero, en un juego de palabras triste y a la vez desafiante, las "fuerzas especiales" del título son también las que se necesitan para resistir, para sobrevivir cuando se vive en los márgenes de la sociedad bajo tantas formas de represión y control. La violencia y las marcas que deja en el cuerpo (también en el "cuerpo social") son habituales en las novelas de Eltit, quien construye este desasosegante texto sobre todo tipo de materiales de derribo: la brutalidad, los frustrados deseos familiares, las enfermedades, los asedios de la policía (cuya presencia es constante y hace vivir amedrentados a todos los habitantes).

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