La reducción de la pobreza y la desigualdad social en América Latina son los retos más importantes para los gobiernos y habitantes de la región. Sin embargo, las condiciones que impone la hegemonía del Capitalismo financiero a los países periféricos, como México, es tener un Estado que ejerza únicamente dos funciones: garantizar la reproducción de las ganancias de las minorías privilegiadas; y, contener y reprimir a quienes busquen trastocar el modelo económico-político dominante. En la segunda edición de la presente obra, los autores actualizan los cuadros de medición delictual, y demuestran con nuevos datos y argumentos la expansión de la desigualdad y de la obsesión punitiva.

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