En su vida sustentada por los augurios y las enseñanzas de las leyendas griegas, Yaya María, la matriarca de esta historia, nunca imaginó que la tradición de su familia se rompería con la guerra, la migración y la modernidad. De esta manera, la novela habla sobre la belleza de la vida, el anhelo y los nuevos comienzos, pero también muestra los errores que empujan a tomar ciertos caminos y los aciertos que se descubren en ellos. Y también sobre el gran amor, con el que uno se reencuentra más de una vez en la vida. El árbol genealógico de esta familia comienza a desarrollar sus ramas en un pueblo de la frontera greco-albanesa, con la Yaya María, abuela y casamentera por excelencia, a quien no echa atrás ninguna intriga cuando se trata de asegurar la continuidad de su linaje. Y con la inteligente, obstinada y díscola Eleni, y con su primo Lefti, cuyo máximo anhelo es vivir en paz. Cada aventura particular tiene un escenario distinto: Alemania en plena ebullición industrial y los Estados Unidos; el corazón de la provincia en Austria en los ochenta y la refinadísima Suiza actual. Y una isla griega, salida de la imaginación, con forma de ciervo volador llamada Makarionissi en la que -según la mitología griega- habitan los héroes felices, pero aun en ese paraíso no deja de ser evidente la crisis económica por la que Grecia pasó en recientes fechas.