Covadonga te sumerge en la profundidad de su dolor y te lleva de la mano en su resurgir como el ave fénix. Con el mero hecho de relatarnos un episodio de su vida, nos arrastra a sentir todo su proceso y nos enseña a observar, como ella lo hizo, luces de esperanza en el camino y así transformar cada experiencia en algo grandioso. Un clavado al dolor que provocan las pérdidas dejándote cautivar por los pequeños detalles que hacen la gran diferencia. Su habilidad para convertir cada ocasión en especial y cada momento en memorable hacen que vivas en esta lectura una explosión de emociones junto con la autora. Nos podemos reflejar en su historia, y al leerla nos regala herramientas para sobreponernos ante un duelo, pero más allá de eso, es una maestra de vida que nos enseña cómo disfrutar cada instante por más que parezca difícil o por el contrario insignificante. Porque amar siempre será la respuesta. Amar siempre es la mejor respuesta a lo que no tiene respuesta.