El protagonista anónimo de esta novela habita un Monterrey apocalíptico, donde la criminalidad y los asesinatos han llegado a tal grado, que incluso existe una organización tan siniestra como necesaria: la Recolectora de Cadáveres del Noreste, encargada de eliminar los cuerpos que nadie reclama, y que se amontonan en las calles ante la creciente indiferencia de sus habitantes. Afectado por la desaparición de Emma, el protagonista decide dejar la vida académica para ingresar como trabajador en el sistema de recolección de cadáveres, pues su mayor preocupación es que el cuerpo de su mujer se convierta en una estadística más, en uno de los cientos de "borrados de la ciudad" que se esfuman en las llamas del Horno, el inmenso crematorio que preside la urbe como una deidad ominosa. Humo es una cruda y aguda metáfora del país en el que vivimos; un réquiem para los habitantes de la ciudad industrial que son devorados, literalmente, por ella. Una fábula cuya ficción está, por desgracia demasiado cercana a la realidad. Efrén Ordóñez consigue lo que parecía imposible a estas alturas: narrar desde una perspectiva diferente el horror que nos rodea, y adentrarnos aún más en él, pues lo imperdonable sería continuar mirando hacia otro lado.

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