Desde que los portugueses con Vasco de Gama descubrieron la ruta a la India en el siglo HUI y se abrió para Europa la ruta a los secretos de Oriente, han sido varias las generaciones de barcos mercantes que han surcado esta larguísima derrota. Unos de los más interesantes fueron los indiamen o buques de la Compañía de las Indias Orientales (vulgarmente conocida como Compañía John), a bordo de los cuales, en la época de las guerras napoleónicas, miles de personas emprendieron desde Inglaterra el viaje hacia un mundo desconocido. Hombres, mujeres y niños de toda clase y condición arriesgaban mortalmente sus vidas en unas travesías de varios meses en las que no faltaban mal tiempo, enfermedades, motines, ataques de piratas y accidentes horrorosos. Si un indiamen lograba terminar su travesía con solo dos o tres decenas de muertos, se decía que había hecho un viaje afortunado. Esta es la historia de uno de ellos, el Juglar, y de una joven que navega a bordo con su novio para casarse en la India, pero que descubrirá que, mientras el barco y ella dan media vuelta al mundo, el mundo, tal como lo había percibido hasta entonces, pasa sobre su vida trastornándola por completo, pero recelando, a su vez, otro mundo, el marítimo y el de la aventura náutica, en el que se encontrará insospechadamente cómoda y bien adaptada, donde se hará útil a los demás hasta llegar a salvar sus vidas, y será gracias a ella, finalmente, que el Juglar logre superar con bien todos los peligros y culminar su viaje.

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