La tecnología computacional tiene un amplio y reconocido recorrido en la evolución del accionar del ser humano, las transformaciones que los procesos han desarrollado en su continuo proceso de incorporación y descubrimiento demuestran que son herramientas adecuadas a un sinfín de problemas con un amplio rango de operatividad. La naturaleza del ser humano le hace mantener una constante búsqueda de oportunidades para mejorar los procesos, rutinas o sistemas que tradicionalmente utiliza, a pesar de que estos funcionen de manera adecuada, condición denominada mejora continua. Los sistemas inteligentes, la cibernética, la computación de borde, el big data, la inteligencia ambiental, son campos de las ciencias computacionales ampliamente estudiados con resultados tangibles, que por sí solos hacen eco de los grandes logros que se obtienen con su implementación en problemas que van desde una simple recomendación de películas y música (tal como lo hacen hoy en día las empresas que se dedican a las distribución de contenidos audiovisuales y musicales a través de una plataforma en línea) hasta procesos más relevantes dentro de un sector productivo, como por ejemplo las cadenas de producción automatizadas con robots y sistemas asistidos por computadora. Un ejemplo más claro de esto es el sector industrial, derivado de las nuevas tendencias tecnológicas, ya renovado con el surgimiento de la denominada Industria 4.0. Este hecho ha generado una nueva ola de interés en el estudio de las ciencias computacionales tradicionales y actuales, ya sea para extenderlas en enfoque aún más funcional o para buscar cómo aportar soluciones prácticas y efectivas en campos que antes habían sido poco estudiados o que prueban nuevas formas de incrementar su operatividad y producción.