La historia del mundo nunca volvió a ser la misma después de Julio César, ya que este emperador romano se dio a la tarea de imprimirle su huella con sangre; su genio militar fue incomparable, así como sus logros en el campo de la política. Nacido de descendientes de los dioses, Julio César sentía que estaba predestinado a ocupar el poder más grande de Roma. Durante su etapa militar logró hacerse de una reputación maravillosa, ya que incluso sus mismos soldados lo consideraban invencible, por lo que seguían sus órdenes sin pensar siquiera en contradecirlo. Pero la unión de Julio César con sus tropas no era sólo militar, se cuenta que amaba a sus hombres y él mismo llegaba a poner el ejemplo de cómo quería que se hicieran las cosas. Julio César fue un revolucionario, un innovador en todos los aspectos de su vida. En la política, realizó cambios que hasta nuestros días todavía se siguen aplicando en algunos gobiernos. Tenía una gran personalidad que le servía para convencer a todo aquel con quien tenía contacto, lo que le salvó la vida más de una vez. En alguna ocasión, cuando sus soldados se le rebelaron, el General acudió hasta el sitio y hablándoles, casi hipnotizándolos, los convenció de abandonar sus protestas y todavía le suplicaron que los dejara volver al ejército. De verdad, pocas biografías existen en la historia de variedad más jugosa e interesante como la de Julio César. Militar, literato, político y orador, su accidentada existencia transcurre en uno de los momentos más decisivos de la historia del mundo.