Ana está atrapada en la narración del Cangrejo, su creador. Puede cambiar algo de su pasado y con ese acto, su futuro, pero no sabe qué cambiaría, o si ya lo hizo y no se ha dado cuenta. De vez en cuando se reencuentra con el Cangrejo en un limo temporal. Él tampoco puede escapar a su condición de traductor mediocre y abandonado, escapar de sí mismo y de la novela que nunca escribe pero en la que no puede dejar de pensar... Una narración audaz, obsesiva y mordaz, pero al mismo tiempo profundamente triste, sobre la imposibilidad de cambiar el destino y la inexistencia de segundas oportunidades.

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