Tras la Conquista, los españoles se dieron a las labores de evangelización y consolidación de La Nueva España, territorio en el que lo indígena y lo español se fueron integrando de diversas formas. Así, el virreinato más grande e importante de América se desarrollaría plenamente durante los siglos XVII y XVIII, y en él se definieron las nuevas estructuras políticas, económicas, sociales, culturales y artísticas que darían su identidad al próximo México independiente.

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