Su mente es tan brillante que ni el lector puede medirse con él. La clave última de sus misterios se halla siempre en un tipo de barro proveniente en Afganistán, o en una ceniza que solo produce el tabaco jamaicano. Holmes no es únicamente un maestro de la deducción: es una enciclopedia de información científica con la que no podemos competir.

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