Escrito a raíz de la muerte de Lenin, en pleno debate sobre la naturaleza de la revolución por él dirigida, este opúsculo de Lukács resulta inseparable de los desarrollos filosóficos de Historia y Conciencia de clase. Para Lukács, Lenin representó un nuevo tipo de enfrentamiento con la realidad en el que domina la prioridad de la praxis en la relación directa entre teoría y praxis. Una prioridad guiada por la gran tesis el pensamiento fundamental de Lenin que Lukács asume, razona y fundamenta en las páginas que siguen la actualidad de la revolución. Lenin fue uno de los pocos dirigentes capaces de defender y proclamar que había llegado la hora de la revolución. La revolución, programada como mundial, no consiguió triunfar en los países de la Europa avanzada, contra lo que él mismo pudo en principio pensar influido por el marxismo ortodoxo. Dato que obligó a la revolución a centrarse en el programa de un "socialismo en un solo país (Rusia). Un programa revolucionario, preñado de consecuencias, que Lukács no deja de comentar tanto en su epílogo de 1967 como en su tardío trabajo sobre los problemas del período de transición que añadimos en esta edición de su Lenin, atendiendo a su gran interés como lúcida mirada autocrítica retrospectiva, esto es, como visión lineal del desastre al que condujo la realización de las ideas que abrazara en su juventud. Estamos, por lo tanto, con este Lenin, ante un documento del mayor interés histórico. Y como tal, hay que asumirlo.