Toda su literatura es reflexiva, filosófica: para él -lo que importa no es lo que se pone por escrito en particular, lo que importa es el escribir en sí, la acción. Buscar o crear una forma de orden, que es siempre una forma de meditación. Anotar, asociar, catalogar, todo eso pertenece al pensamiento, a la reflexión.- Y sin embargo es paradójico que este carácter reflexivo-filosófico lo consiga a través de una poesía esencialmente visual, y un lenguaje muy material, que rehúye toda abstracción, tanto en las palabras como en las imágenes. A menudo se sirve de las imágenes como si fueran diapositivas o fotogramas de cine; ver, percibir, observar, son conceptos centrales en su poesía: es una poesía del ojo interior y exterior.