La moda gótica y punk, gestada en Europa a raíz del nacimiento de nuevos movimientos musicales rock entre los años 70 y 80, caló fuerte entre los jóvenes de medio mundo. Tiempo después los japoneses empezaron a interesarse por esta estética, pero adaptándola a sus gustos particulares y convirtiéndolo en toda una cultura propia. De esa unión han nacido estilos de ropa tan variopintos como el gothic lolita (trajes de época), el visual kei (punks con influencia glam) o el steampunk (retrofuturista), que también se extienden nuevamente hacia occidente. El manga y el anime, siempre permeables a las últimas tendencias sociales, no han quedado exentos de esta moda y se han visto fuertemente influenciados en obras de éxito como Death Note, D.Gray-man, Kuroshitsuji o Trinity Blood, algunos de sus máximos exponentes actuales. Mitsukazu Mihara, una de las primeras ilustradoras de revistas sobre gothic lolita, Range Murata, dibujante que ambienta sus trabajos en el universo steampunk, Daisuke lshiwatari, artista multidisciplinar que lleva el rock y el punk a las grandes sagas de videojuegos o Huke, ilustrador formado en la era digital y que se hizo conocido gracias a internet, son claros ejemplos de la presencia del gothic & punk dentro del universo artístico y cultural japonés. Square Enix, en todas sus vertientes multimedia, ha sido una de las empresas que más ha apostado en sus videojuegos, mangas, novelas y series de televisión por la estética gótica, steam y punk. Al igual que Konami y su Castlevania, paradigma de los videojuegos japoneses de diseño gótico.