México sufrió un profundo desencuentro nacional en la elección presidencial de 2006 al "pintar" al Norte mexicano de color azul (PAN) y al Sur de color amarillo (PRD). Y aunque la elección presidencial del 2012 recompuso la pluralidad política regional, la del 2006 ilustró puntualmente la polarización existente Norte-Sur y el profundo desarrollo desigual de las regiones mexicanas, enriquecido por las identidades locales no siempre sincronizadas con la nacional. También recordó la historia de federalismo radical del Siglo XIX.

Por ésta razón (polarización regional electoral) y otras más, al futuro de México y su Unidad Nacional debe abordársele sin temor. El presente libro lo hace desde dos perspectivas. La primera es sobre el debate dado en 2009 relativo a si México poseía un Estado fallido debido a su incapacidad de luchar contra el crimen organizado y por la pérdida de Soberanía en algunas partes de su territorio al ser controladas por dicho crimen organizado.

La segunda perspectiva cubre y analiza ciertas hipótesis escritas por expertos en geopolítica quienes visualizan una reconfiguración de fronteras territoriales mexicanas y norteamericanas para finales del Siglo XXI. Al futuro es importante abordarlo, construirlo o visionario, aunque sea cruel o trágico. Y para desgracia de México, acostumbrado a vivir del pasado y del presente, no puede ni debe escapar de este ejercicio. Al fin y al cabo los países con sus territorios actuales no son para siempre.