Decir que la prosa de Marina Tsvietáieva se acerca a la poesía hasta confundirse con ella es una obviedad que, sin embargo, vale la pena repetir, pues pocos escritores como ella han conseguido transmitir tanta intensidad en sus relatos memoriosos, su autobiografía fragmentada, razón de su escritura (de la que Ediciones Sin Nombre ha publicado varias entregas). La intensidad es algo presente tanto en la alegría y el placer como en el dolor y la tristeza. Lo que a la escritora rusa le interesa es, precisamente, la intensidad, única manera de hacer justicia a la experiencia, intensidad que su traductora al español, amplia conocedora de su obra, consigue trasladar al español con singular tino. A lo largo de los muchos textos que de ella ha traducido Ancira nos ha vuelto a Marina Tsvietáieva una escritora fascinante en español. En Mi padre y su museo refleja tanto la intensa relación de su padre y de ella misma con la cultura como la voluntad de encontrar el sentido de la vida en el arte mismo.