En otoño de 1999, John Doerr se reunió con los fundadores de una startup a la que acababa de confiar cerca de 12 millones de dólares, la mayor inversión de su carrera. Larry Page y Sergey Brin tenían en sus manos una tecnología extraordinaria, mucha energía emprendedora y grandes ambiciones, pero carecían de un plan de negocio. Para que Google pudiera cambiar el mundo, Page y Brin debían aprender a fijar las prioridades tomando decisiones difíciles y, a la vez, mantener a su equipo en el buen camino. Y para ello necesitaban datos pertinentes y relevantes con los que verificar su progreso y medir lo que importaba. Doerr les compartió el método probado para alcanzar la eficacia operativa, los Objetivos y Resultados Clave, que descubrió en los años setenta como ingeniero en Intel de la mano de Andy Grove. Y el resto ya forma parte de la historia. Utilizando los OKR como base de su gestión, Google ha alcanzado un valor que supera los 700.000 millones de dólares. En el método OKR, los objetivos definen lo que queremos lograr; los resultados clave son cómo se alcanzarán esos objetivos prioritarios con acciones específicas y medibles dentro de un marco de tiempo establecido. Los beneficios son profundos. Los OKR enfocan el esfuerzo de una organización en las tareas más importantes. Vinculan los objetivos de diversos departamentos para coordinar y fortalecer a toda la empresa. Además, permiten mejorar la satisfacción en el lugar de trabajo y aumentan el rendimiento general. En Mide lo que importa, Doerr comparte su experiencia y un amplio abanico de casos -desde YouTube hasta Bill Gates, entre otros- en los cuales los OKR han estimulado el crecimiento de grandes organizaciones.

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