Por lo general, las personas no se sientan un día y se dicen en automático: Voy a cambiar, voy a autoanalizarme, voy a autoconocerme, voy a autocriticarme, y dan marcha a un programa de cambio. Sabemos que cambiar hábitos, carácter, conceptos, no es tan fácil, pero muchas veces cambiamos sin esfuerzo, casi sin darnos cuenta, cambiamos sin cambiar, sobre todo cuando el cambio se da por flancos diversos y a través de procesos graduales, sólo así, a través de acciones que simplemente vemos llegar y dejamos pasar hacia el cambio, como cuando nos deja de gustar un platillo, un color, un modelo de algo, y lo cambiamos por otro, pues en el tema que nos ocupa hay veces que al conservar el hilo conductor de las intenciones en este sentido, detectarlas y procesarlas se vuelve más simple, más evidente. Pero el grado de dificultad sube cuando se trata de asuntos subjetivos, como pueden ser nuestra intolerancia, formas de negociar, de autoconocerse, o del manejo de ese pilar conductual que es: Objetivo, actitud y acción, o las materias cuya falta siempre tendrán inconclusa nuestra reparación y nuestra personalidad, que son: la autocrítica y la rutina que se come las capacidades. Esta obra pone a su disposición una serie de trabajos que mueven al cambio desde ángulos muy variados, pero todos dirigidos al mismo blanco: el cambio posible, tangible, ese cambio que muchos quisieran, pero que no ven viable, y por eso, aunque saben que les urge, van posponiéndolo con cualquier pretexto, porque en el fondo no saben cómo enfrentarlo. Es un hecho que al terminar de leer este libro, usted habrá encontrado varias fórmulas para cambiar con paso seguro, por lo menos algunas de esas acciones de usted mismo que no le agradan y que le reportan resultados negativos.