Para Bernard Walsh, cuarentón, virgen, ex cura reconvertido en teólogo, la noción de Paraíso está muy vinculada a la religión católica. Pero un día a su anciano padre le llega una carta de su díscola hermana, en la que le comunica que está muy enferma y le ruega que vaya a visitarla. Bernard decide acompañar a su progenitor y ambos toman un avión en el aeropuerto de Heathrow con destino a uno de los más reputados paraísos terrenales, a un auténtico Edén pagano, nada más y nada menos que Hawai. Una vez allí, rodeado de una variopinta representación de esos peregrinos modernos que son los turistas -jóvenes parejas en luna de miel, adoradores de las cámaras e imágenes de recuerdo, gorrones profesionales...- Bernie se ve envuelto en mil y un problemas, disfruta del sol y la libertad y descubre por fin -más vale tarde que nunca- los placeres del sexo y del amor... David Lodge aplica en esta ocasión su agudeza e ingenio a retratar con un tono agridulce esa religión de nuestro tiempo que es el turismo, y nos presenta una lúcida y divertidísima visión de nuestros auténticos "paraísos artificiales", los paraísos playeros.

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