Los estudios literarios en Hispanoamérica parecen gozar de buena salud. La literatura en español tiene un lugar bien ganado entre las letras de todas las lenguas. Los artículos sobre los productos literarios en español se suceden en revistas y congresos internacionales; en las facultades de literatura se prepara a aquellos que continuarán con la producción que satisfará esta demanda. Sin embargo, la pregunta sobre las funciones de este tipo de estudios raramente es puesta sobre la mesa de discusión. El asunto es controvertido y parecería evitarse: ¿realmente sirve para algo estudiar la literatura (que no hacer literatura, sino estudiarla)? La cuestión tiene aristas teóricas y políticas, por decir poco, pues sin una respuesta positiva sería difícil justificar no sólo programas de estudios e investigaciones, sino -sobre todo- presupuestos. No obstante, la reflexión crítica sobre la propia práctica es deber de honestidad intelectual y principio de trabajo crítico honrado. En este sentido, los artículos y sus aproximaciones a la cuestión de la utilidad del trabajo del gremio literario suscitan interés (y cierto morbo, hay que decirlo) para la comunidad implicada en la investigación literaria y áreas aledañas de las humanidades