La prosa de Vicente Leñero descansa, en buena medida, en la observación del mundo en que vivimos; tanto su narrativa como su trabajo periodístico (reportaje, entrevista, artículo de opinión) han experimentado siempre la tensión de la palabra y de los hechos como posible realidad dentro de lo imaginario. La narrativa se compenetra con la no ficción y el reportaje periodístico goza de un espacio imaginativo que lo potencia. Pero no sólo eso; los temas no tienen limitaciones, ya sean populares o cultos, ya pertenezcan al terreno de la farándula televisiva o cinematográfica, de la cultura o de la política. En este libro, donde se echa una mirada amplia a un México moderno ya desaparecido, con ciertas incursiones en nuestro pasado inmediato, se conserva parte importante de una labor periodística ejemplar, desde la cual se nutrió, a lo largo de varias décadas, uno de los narradores más destacados de la segunda mitad del siglo xx. Puede considerarse que la pasión periodística de Leñero jamás ha enturbiado su fidelidad a la inteligencia y a la crítica. Como dice Armando Ponce en su prólogo: Si la fórmula clásica dicta que lo único que no puede permitirse un reportero es aburrir al lector, la lección de Leñero agrega a la inversa: hay que sorprenderlo.

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