Los entornos de trabajo modernos no requieren de una organización compleja ni de excesiva dotación tecnológica. La transparencia, la apertura y la modernidad son características exigidas en la arquitectura destinada al personal directivo y administrativo de las compañías. Esta proyección de la imagen empresarial se ha convertido en algo fundamental y adopta diversas formas: algunos diseños rompen por completo con la tradicional organización basada en espacios cerrados de trabajo; otros se inclinan por introducir objetos de arte espacial fuera de las oficinas, mientras que algunos optan por trabajar con la psicología de los colores o integrar paisaje.