La reina María y el rey Gustav están desesperados. Las peleas entre sus hijos por razones absurdas son inconcebibles: mientras la princesa riñe porque la habitación del príncipe es más grande, su hermano se enfada porque ella recibió una porción mayor de sopa durante la comida. Estos detonantes de berrinches exacerbados provocan la intervención del mago del reino, quien ha decidido cumplir el deseo común de los príncipes.