Los romanos y los griegos tomaron prestadas a los caldeos la mayoría de las artes adivinatorias. El arte de la adivinación tiene como base la creencia en una revelación divina concedida a los hombres sobre las cosas que tienen que suceder. Naturalmente existían varios métodos para interpretar la voluntad de los dioses. La ciencia de los presagios era uno de estos métodos. Los presagios eran los signos con los que se adivinaba el futuro. Los antiguos creían que estos signos eran una intervención de los dioses. En la mayoría de los casos es imposible encontrar en el tiempo la primera semilla que engendró cada uno de ellos, el primer hecho en el que reposan estas creencias populares que muchos filósofos han calificado como supersticiones. No puede negarse que algunos fenómenos se deben a unas causas latentes y están relacionadas con unos acontecimientos que parecen anunciar. De ahí se explica esta persistencia que se manifiesta en todos los pueblos en creer en los presagios. En esta obra encontrará explicados muchos de los presagios que se le puedan presentar tanto en su vida cotidiana como a través de los sueños.