Un rostro. No cualquier rostro. Un rostro que había visto mil veces en los libros de texto, en Internet y en documentales. Un rostro cuyos ojos encerraban espectros de miedo, secretos y aflicción. Antiguo, pero no desconocido para un estudiante de instituto. Un rostro que confirmaba todo cuanto había vivido y lo transformaba en una verdad enloquecedora. Faith apenas tiene dieciséis años cuando se muda al extraño pueblo de Ravenheart con su madre y su hermano pequeño, Henry. Allí son recibidos por la grotesca sonrisa de su casero, el señor Tamerland, por una pobre niña sin ojos, por la terrible Muerte Roja y por el ruido sordo y penetrante de las campanas de la iglesia… Bum-bum… Bum-bum… Bienvenidos a Ravenheart.

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