En nuestra época, los museos están pensados para ofrecer a sus visitantes enormes cantidades de información ordenada, previamente descubierta. Pueden instruir, revelar, maravillar, pero siempre a partir de lo que ya se conoce. En el pasado fue distinto: los antecesores de los museos de hoy eran las llamadas cámaras de maravillas, estancias o gabinetes o palacios en los que se albergaban, uno al lado del otro, objetos sorprendentes para dar a quienes los visitaban el placer de lo nunca antes visto. Esta colección, a su manera, quiere ser una cámara de maravillas: lado a lado, sin otro criterio que el deseo de agradar y sorprender, alberga libros de lo más variado y quiere abarcar, con ellos, tantas posibilidades distintas de la invención y el pensamiento como le sea posible. Te damos la bienvenida al Museo Fantasma.