Seis lecciones de dibujo
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Cuando decimos que hay un caballo, queremos decir que hay algo sobre la hoja que activa en nosotros el reconocimiento de CABALLO. Aquí hay una diferencia significativa entre saber y reconocer. Si le pedimos a alguien que haga un dibujo de un caballo empinado sobre las patas traseras, veremos que nos es fácil… ¿Cuán por debajo del anca están los cascos? ¿Cuál es el ángulo entre la mandíbula y el ala del atlas? ¿Cuál es la relación entre la cruz del caballo y su cresta y lomo? ¿Qué curvatura de la espina dorsal puede soportar el vientre? ¿Cómo es la articulación entre la parte inferior del muslo y el espolón? Pero si movemos los trozos de papel y los acomodamos, el caballo se empina frente a nosotros. Algo que nos sabemos que sabemos. Algo que podemos reconocer sin saber. Esta urgencia de significado, el hecho de tomar los fragmentos y completar la imagen, está presente no solo cuando observamos sombras, sino también en todo lo que vemos. Aquí el acto de ver se convierte en una metáfora de todas las imágenes y de todos los modos en que comprendemos el mundo.

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