El argentino Saúl Yurkievich es uno de los más distinguidos críticos literarios del mundo hispanoamericano de hoy. En particular, de la poesía que se escribe en nuestro idioma. Este dato no parece especialmente relevante para hablar de un libro de poemas suyos –como es el caso–, pero en realidad es crucial, porque la poesía que él ha escrito a lo largo de varias décadas está marcada de manera indeleble por la conciencia crítica que ha cultivado al leer la obra de otros poetas. Es una conciencia que se traduce, no sólo en un deliberado empeño por explorar las posibilidades formales de la palabra poética, sino en una profunda indagación sobre la naturaleza de la poesía y el habla que produce poemas en los que el poeta parece enseñorarse del lenguaje y, simultáneamente, someterse a su dictado. Como ocurre con buena parte de la poesía moderna, el principal interlocutor de estos poemas parece ser, a la par que el lector, la poesía misma –e incluso, a veces se tiene la impresión de que es la poesía la que cobra identidad, adquiere voz, y se convierte en el hablante. Estos hermosos poemas de Saúl Yurkievich nos llevan a comprender que la poesía es "don duelo sed/escozor contento sinsabor", y que no hay contradicción en ello.