Un sábado de Mayo de 1953, dos años de los acontecimientos de Barracas, un muchacho alto y encorvado caminaba por uno de los senderos del parque Lezama. Se sentó en un banco, cerca de la estatua de Ceres, y permaneció sin hacer nada, abandonado a sus pensamientos...esta es una novela apasionante atravesada por una metáfora prodigiosa: el informe sobre ciegos, un informe que habría hecho palidecer de envidia a Lautreamont, un Apocalipsis de nuestro tiempo.

Detalles