La llegada de la Europa finisecular a tierras americanas a partir de 1492 supuso a la vez su descubrimiento y su ficcionalización: la subrogación de la evidencia al mito y la sumisión quijotesca de la realidad al deseo del viejo continente. Las crónicas, la toponimia mitológica y evangelizadora y el rumor delirante convirtieron América Latina en un apéndice de la imaginación europea, moldeada por la literatura, la cosmovisión ecuménica y la mitología, dando lugar a una tierra de maravillas en la que la realidad tenía poca o ninguna cabida. En este libro, Mario Vargas Llosa afirma que esta instrumentalización del continente por parte de Europa sigue vigente, bajo otros discursos y modos, e invita a deshacernos de ellos y a pensar América Latina genuinamente y sin tapujos.