Con esta obra, María Elena Berengueras evidencia la escasez de estudios sobre el suicidio, producto tanto de tabúes sociales y religiosos, como del terror de todo ser humano frente al tema de la muerte y la agresividad dentro de sí mismo. Quizá uno de los mayores méritos de este libro es que trata de entender el suicidio como un fenómeno humano, no sólo desde la patología mental, sino también desde otros factores -familiares, sociales, morales, religiosos- que determinan el acto suicida. Además se aprecia un gran esfuerzo en la teorización de la autora para comprender el fenómeno suicida desde la propia mente del individuo que comete un suicidio.