De niña, creía que la tristeza llegaba al mismo tiempo que la oscuridad y que se iba al amanecer. Con el tiempo, acabé por comprender que algo en mí no estaba bien... Según mi médico, sufro de trastorno de ansiedad. Tal vez es por eso que siempre imagino escenarios catastróficos. Dice que sí es posible salir adelante y tener una vida normal. Pero, ¿y si se, burlan de mí en mi nueva escuela? ¿Y si no logro hacer nuevos amigos? Cuando me invade la ansiedad, me pudre el pensamiento. Sé que no es fácil vivir conmigo. Ni para los demás... ni para mí misma. Las personas que me rodean deben pensar que estoy loca. Y tal vez tengan razón. El trastorno de ansiedad generalizada (TAG) es uno de los problemas de salud mental más común entre los adolescentes. Puede afectar considerablemente muchas áreas de la vida de las personas que lo padecen: estudios, trabajo y relaciones sociales. La historia de Charlie ilustra el sufrimiento provocado por el dilema que vive cada día: ¿evitar sus angustias o hacerles frente?

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