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Un aburrido día de verano, Ester y yo encontramos un abejorro muerto. Ester decidió enterrarlo. Ese día, abrimos una agencia funeraria para enterrar a todos los animales muertos del mundo. La tarea de Ester era cavar. A mí me tocaba escribir los poemas. Y a Pepe, el hermanito de Ester, le tocaba llorar. Éramos, sin duda, los niños más buenos de todo el mundo.
Detalles
- Editorial: MACMILLAN CASTILLO
- Año de edición: 2008
- Materia De 6 a 12 años
- ISBN: 9789702012986
- Páginas: 100
- Encuadernación: RUSTICA