Con diferentes estilos, pero coincidentes en la utilización de otros géneros como el cómic, el western o los textos científicos, cada dramaturgo da su enfoque a las preocupaciones contemporáneas. "The Jócker/Jack" de Javier Márquez es un experimento bien logrado de dramaturgia, poesía visual y ensayo crítico al cine americano y a la cultura pop. Por su parte, Rodolfo Guillén consigue con "El día que dejé de ser noche" una obra urbana que cuenta las aventuras de un neurótico personaje masculino que quiere ser escritor y nos remite al realismo chilango de autores como José Agustín o Parménides García Saldaña. Raúl Valles y su "San Sipriano redentor y los lágrima-team" dibuja el mundo del narco y la violencia por medio de un juego verbal divertido y absurdo de un bandolero sicario. Como cierre, "Números imaginarios" de Luis Guerrero es una reflexión sobre la percepción de la física y el pensamiento mágico en la sociedad actual.