El Proyecto de Constitución elaborado por la Comisión respectiva de la Junta Nacional Instituyente en marzo de 1823 a unos días de la caída del Imperio Mexicano confirma la vocación constitucional moderna que orientó en movimiento trigarante desde su origen en Iguala y en Córdoba en 1821. Constitucionalismo moderno, es decir, liberal, si bien moderado, donde se establecieron límites claros al poder y se consagraron derechos del hombre como la libertad y la igualdad ante la ley dentro del respeto a las Tres Garantías: Independencia, Religión y Unión. Por vez primera se da a conocer este desconocido documento que no sólo habrá de iluminar y completar la historia constitucional mexicana sino la cultura jurídico-política de aquellos años todavía tan poco conocidas debido a la miopía produ- cida por una historiografía maniquea que no supo reparar en un proyecto político conciliador entre transición y modernidad, y sí en la pugna entre monarquistas y republicanos. Superada ésta, queda el ejemplo de un conjunto de publicistas” que supieron dar respuesta a la urgencia de contar con una Constitución ad hoc, así como pensar en sus posibilidades como el instrumento idóneo para salvar y consolidar al Estado mexicano a la hora de su nacimiento. Jaime del Arenal Fenochio, abogado por la Escuela Libre de Derecho, doctor en Derecho por la Universidad Panamericana, iushistoriador y diplomático. Académico corresponsal de la Academia Nacional de Historia de Ecuador. Ha sido vicepresidente del Instituto Internacional de Historia del Derecho Indiano, profesor en la Escuela Libre de Derecho, Universidad Panamericana, El Colegio de Michoacán y El Colegio de México, entre otras instituciones, y embajador en Ecuador y ante la Santa Sede. Dirigió el Instituto de México en España. Es director del Centro de Estudios Interdisciplinares, A.C.

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