El lector que se adentre en la aventura de estas páginas se descubrirá ante un libro inusual y extraordinario, no sólo en el contenido sino también en la forma, que le hará pensar y repensar y, con seguridad, esclarecer un poco este embrollo educativo al cual, a veces, parecemos estar condenados. El libro recoge algunas de las conferencias de Eulàlia Bosch, algunas antiguas y otras acabadas de pronunciar, que mantienen su vigencia y que han sido pensadas una a una, en momentos diferentes y a requerimiento de personas concretas que organizaban programas específicos relacionados todos ellos con el mundo de la educación. En cuanto a la forma, nos encontramos ante la transformación del habitual discurso que la autora ha llevado por todo el mundo en formato de conferencia al formato papel, entendiendo, como ella misma dice: una conferencia no es un ensayo, y tampoco una narración. Una conferencia viene a ser como una pausa en un proceso reflexivo que encuentra en la voz alta su forma de expresión. Cada conferencia nace única, para ser dicha un día, en un lugar, para unas personas, en el marco de un programa. Así es como queda impregnada de su propia singularidad. Un lugar llamado escuela responde a tres de los ejes que articulan de forma recurrente los proyectos de la autora: en primer lugar, el interés por entender qué tipo de testigo tenemos que pasar a la siguiente generación y cómo se puede llegar a hacer esta transmisión; en segundo lugar, la relevancia de las artes entendidas como formas de acceso al conocimiento, y, finalmente, la certeza de que, para no crecer del todo solos, es necesario que, desde muy temprano, alguien nos ayude a apropiarnos de ciertos espacios y a personalizar nuestro tiempo.

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