UN MUNDO FELIZ presenta un cuadro ingenioso y pícaro de una sociedad en la que el proyecto de "re-crear" seres humanos con un parecido a las termitas ha sido llevado a las fronteras de lo posible. En este mundo imaginario la tecnología ha llevado a la concentración de la fuerza económica y política, y al desarrollo de una sociedad gobernada por una gran empresa y un gran gobierno. Predomina en éste una organización social estricta y exagerada en donde no importan la libertad ni la iniciativa personal, sino sólo la eficiencia y la productividad del individuo. Los seres se programan genéticamente para tener una menor inteligencia, realizando trabajos que no requieren destreza; se les distrae constantemente con espectáculos gratuitos y reaniman su buena conducta con dosis diarias de soma. El soma es la esencia de la vida, la felicidad, el escape seguro para las depresiones de ánimo o el hastío de la vida, pero también es el poderoso instrumento de manipulación del gran gobierno a través de las porciones diarias que les dan después de largas jornadas de trabajo.

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