La muerte es maestra de la vida, dijo san Agustín. Y lo es, no por ser el final de esta vida, sino por ser el comienzo de la otra o quizá de las otras, como siempre se ha creído en Oriente. Y ahora no tan sólo en Oriente: de hacer caso a las estadísticas, también en Occidente, donde una tercera parte de los católicos practicantes declara creer en la reencarnación. ¿Es razonable esta creencia? ¿Es compatible con la fe católica? ¿Es una ayuda para vivir mejor la vida presente o, por el contrario, engendra pereza, fatalismo, institucionalización de la pobreza y justificación de las desigualdades sociales?. Abundan en los escaparates de las librerías testimonios de personas que recuerdan vidas pasadas; testimonios que han de escucharse con respeto y atención. Lo que no se encuentra con facilidad es un análisis equilibrado de las razones filosóficas y argumentos humanos a favor y en contra de la reencarnación; como tampoco es fácil encontrar descripciones de testigos presenciales de las consecuencias que una creencia u otra conllevan en los entornos en que prevalecen. Este libro, escrito por quien ha vivido la mitad de su vida en Oriente y la otra mitad en Occidente, que participa y simpatiza con todos los modos de ver la vida y la muerte, puede ayudar a quienes quieran pensar por un momento con seriedad en lo que a todos nos espera un día.

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