Un martes al mediodía, en un vagón de metro, el profesor Gabriel Endel ve al diablo, Lucifer en persona, como un pasajero más, mezclado entre los viajeros. Está seguro de ello. Lo sabe porque ya le ha visto antes, en distintas ocasiones, a lo largo de su vida. A partir de ese encuentro, Gabriel Endel hace el recuento de las veces que el diablo, adoptando diferentes máscaras y disfraces, se ha inmiscuido en sus asuntos. El protagonista retrocede hasta su infancia, visita a sus abuelos en una granja perdida, se enamora de una gallina huidiza, camina por una cornisa con los ojos vendados, sobrevive a un accidente, salva la vida por poco..., para finalmente centrarse en su historia de amor con Mónica Friser, en la cual también descubre que hubo un trasfondo diabólico que complicó su vida y que ha hecho de él lo que hoy es: un solitario. Una novela que nos habla del mal cotidiano, en minúscula, ese mal que todos ejercemos a diario contra los demás o contra nosotros mismos. Otra forma de narrar, una novela distinta que reafirma la voz de Eloy Tizón.

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