Los robots de Isaac Asimov son máquinas capaces de llevar a cabo muy diversas tareas, y que a menudo se plantean a sí mismos problemas de «conducta humana». Pero estas cuestiones se resuelven en “Yo, robot” en el ámbito de las tres leyes fundamentales de la robótica, concebidas por Asimov, y que no dejan de proponer extraordinarias paradojas que veces se explican por errores de funcionamiento y otras por la creciente complejidad de los «programas». Estas paradojas no son sólo ingeniosos ejercicios intelectuales, sino además una fascinante indagación sobre la situación del hombre actual en el universo tecnológico y en relación con la experiencia del tiempo y la historia.

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