Tras causarse una fisura anal por apurar su depilado íntimo, Helen, la adolescente protagonista de este relato-confesión, se encuentra en la unidad de Medicina Interna del Hospital de la Virgen del Perpetuo Socorro. Espera la visita de sus padres divorciados, confiando en que ambos se reconcilien junto a su lecho de hija convaleciente. Mientras tanto, se dedica a analizar aquellas regiones de su cuerpo que la opinión bienpensante suele considerar poco propias de la atención de una muchacha de su edad y pide al enfermero Robin que saque fotos de las zonas que escapan a su mirada exploradora.

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