#ElSótanoEnElHay Día 3
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#ElSótanoEnElHay Día 3

En el camino

Es nuestro tercer día en Hay Festival, muchas caras conocidas ya son casi familiares. El tiempo no se detiene, pero el asombro persiste y seguimos con nuestra ruta para escuchar a un personaje crítico de periodismo, un rebelde de tinta. Joe Sacco es un híbrido entre artista gráfico y corresponsal de guerra, trabaja desde hace años en el trazo documental de acontecimientos límite. Sus trazos sobrepasan la capacidad imaginable de los hechos más violentos.

Los libros se comportan de la misma manera que un mapa, te permiten medir superficies y distancias, son una herramienta con símbolos, palabras y a veces hasta gráficos que te permiten determinar la dirección que finalmente tomarás. Elegir un libro es el primer paso para seguir adelante o cambiar el rumbo. Sacco tomó la dirección que le parecía correcta, lo fue complicado alejarse del periodismo convencional, se armó de valor para legitimar su forma de expresión, hizo un retrato en grafito de un hecho que podría clasificarse como “inenarrable”, demostró con su trabajo, que un documento “objetivo” no pierde fondo aún cuando se arriesga con la forma. El conflicto, el dolor y las situaciones desgarradoras, toman otra dimensión cuando se supera la fotografía y la palabra como testimonio verosímil. Los recursos de la novela gráfica ofrecen un híbrido de géneros que nos permiten entender conflictos como el de Palestina o la Segunda Guerra Mundial.

Ahora vamos a casa, a nuestra sucursal Querétaro, la emoción está a flor de piel, salimos por primera vez del Centro Histórico para llegar hasta Corregidora. Al llegar, subimos la escaleras para encontrar el espacio que augura un encuentro íntimo a través de una lectura compartida. La tensión se libera en un suspiro, todo fluye entre libros y lectores.  

El corazón de nuestra sucursal se mantiene acelerado cuando en su centro Elvira Liceaga y Luis Jorge Boone anuncian que nuestro primer club de lectura Sótano-Hay acaba de empezar. Lectores, jóvenes en su mayoría ponen toda su atención mientras permanecen con “Toda la soledad del centro de la tierra” entre las manos, esperan el momento de compartir su experiencia. Elvira habla de su lectura, se refiere a los personajes, a su humanidad, a esa construcción de cuerpo y carácter que los vuelve universales. El oficio narrativo de Boone destila poesía, coherencia y honestidad literaria. Avanzamos en la historia, reconocemos los detalles de cada personaje, sus acciones y reacciones, vamos al ritmo de los pasos del “Chaparro”, como lectores recorremos nuestra propia carretera, abandonamos los escondites para reconocer que la prosa puede ser poética.

Los que somos parte del círculo de lectura trascendemos el mero aprendizaje, leer en conjunto creó un poderoso vínculo con lo leído y con su autor. Sentimos que conocemos a la “Güela Librada”, que cantaba para saldar deudas con la vida. Luis Jorge, nos sorprende lee y canta el famoso boleto La muerte del palomo, “como apagándose pero con harto sentimiento.”

Decidimos reunirnos voluntariamente en torno a esta lectura, nos sumergimos en nuestra infancia, en los ojos inocentes que son testigos invisibles en un México violento y desolador. Cuando éramos chicos queríamos crecer y cuando nos convertimos en adultos añoramos la niñez. Nos conmovimos hasta que se nos nubló la vista.

El día terminó como un poema, de regreso a nuestro hotel a media plaza había una lectura en voz alta, una voz con acento castellano inundó el Jardín Guerrero, era Elvira Sastre y lo imposible:

De todas las formas de pedirte que te quedes,

a saber,

con los ojos abiertos, con un ramo

fresco en la mañana, con una frase a destiempo

que te convenza de que puedes sentarte al borde

de mis heridas sin miedo a hacerme daño;

es decir,

con la rodilla sobre el césped, la súplica en el dedo,

con la noche que se termina si no respondes a

mi urgencia, con esta valentía mía que promete

hacerte reina del castillo solo si te quedas,

solo si te pido que te quedes,

con esta soledad que llena de tu nombre y me dibuja

cien pájaros en la espalda del color de tus ojos hierba,

de todas estas formas, amor mío,

de pedirte que te quedes conmigo

escojo el silencio

que es el único que sabe cómo pedirte

lo imposible.

América Gutiérrez

 

 

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