En contra del olvido del 68
Blog

En contra del olvido del 68

En la memoria colectiva se ha quedado grabada la masacre, pero no el porqué de la lucha de los estudiantes, cuáles eran sus peticiones, y qué sucedió después.

Los libros nos ayudan a preservar la memoria de quienes ya no están, y también evitan el olvido colectivo. Quienes sí estuvieron ahí dejaron plasmados sus testimonios, sus crónicas, sus reportajes, y a la vuelta de los años, sus reflexiones sobre  los aciertos y desaciertos cometidos.

Para quienes no estábamos ahí porque aún no nacíamos, la década de los sesenta se caracterizó por ser una época de rebeldía, de hippies, rock & roll, de la liberación sexual, pero sobre todo, de organización civil y protestas contra los gobiernos en turno. Para un panorama general de este año, te recomendamos empezar con 1968. El año que transformó al mundo, pues contiene eventos políticos, musicales y literarios, pero también revoluciones médicas, como el invento de la pastilla anticonceptiva.

Antes de aterrizar en México, así como nosotros tuvimos una movilización de protestas ese año, éste no fue sino un eco de lo que sucedía en otras partes del mundo, como las movilizaciones contra la guerra de Vietnam en Estados Unidos; o la espontánea reunión de protestantes en París contra el consumismo y el imperialismo; o el repudio de los ciudadanos de Checoslovaquia ante la invasión soviética. Este tejido es desentramado por Carlos Fuentes en París, Praga, México, 1968, y deja al descubierto que el cambio social no va a estar siempre en un futuro lejano, sino que los mismos ciudadanos pueden organizarse en el presente.

Con este ímpetu imprevisto, alimentado por el hartazgo, fue que el México de 1968 se levantó contra el autoritarismo del gobierno. Carlos Monsiváis nos relata paso a paso en El 68. La tradición de la resistencia cómo lo que comenzó como una marcha contra los granaderos que golpearon a estudiantes se convirtió en la mayor organización juvenil que vio el país.

Mientras que los estudiantes de la UNAM y el IPN, entre otras, organizaban asambleas y repartían volantes, la Dirección Federal de Seguridad y el Centro de Investigación y Seguridad Nacional ya los vigilaban, y lo dejaron constatado en una serie de documentos y reportes que hoy sabemos eran entregados al entonces presidente Gustavo Díaz Ordaz, y que el investigador Jaime A. Valverde Arciniega recopiló en 1968. Si avanzo sígueme, si me detengo empújame…

En esos documentos había información, por ejemplo, de los líderes apresados aquel fatídico día en Tlatelolco. Uno de ellos fue Luis González de Alba, quien pasó dos años en Lecumberri como preso político y estando aún dentro, publicó Los días y los años como testimonios de primera mano.

Hubo otros estudiantes que también dejaron su testimonio en papel. Joel Ortega Juárez, en Adiós al 68,, describe su experiencia en el movimiento y escribe su obra cuyo fin es una catarsis personal. Cuando le preguntan “¿de qué sirvió el 68?” él responde que “sirvió para construir un pensamiento distinto al hegemónico” y sentencia con convicción que “el 68 no ha terminado: está vigente en su canto libertario”.

El 2 de octubre de 2016, a 48 años de los eventos, se dio la noticia del suicidio de González de Alba. Como obra póstuma, la editorial Cal y Arena publicó Tlatelolco, aquella tarde, donde reabre la discusión y cuestiona lo dicho por otros involucrados en aquella época. Se trata de una relectura de La noche de Tlatelolco de Elena Poniatowska, con quien sostuvo un juicio legal que ganó por modificar fragmentos de Los días y los años mencionados en la obra de ésta.

Hoy, que se cumplen 52 años de aquella masacre, no hay que olvidar el vínculo entre este pasado y la actualidad de nuestra nación, pues la lucha estudiantil y la búsqueda de justicia en este territorio continúan.

Javier Trejo

Compartir:
Ver todas