Todos tienen una editorial en su cabeza
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Todos tienen una editorial en su cabeza

Anoche no cenamos, trabajamos hasta tarde y el sueño le ganó a la tripa.

Despertamos temprano y seguimos el llamado de nuestro estómago orientado por la notas de una marimba oaxaqueña que nos llevaron directo a la entrada del mercado. De entre varias opciones, elegimos un puesto alejado del barullo donde nos atendió la dulce Adela, a quien le agradezco insistir con amabilidad con que mis entomatadas fueran con tasajo. Para que engañarnos, la panza es primero.

Es nuestro segundo día, caminamos por el centro de convenciones con la seguridad de conocer la ubicación de los foros.  Llegamos directamente  a la mesa que expone el panorama actual y los retos a los que se enfrentan las editoriales independientes. Jazmina Barrera reflexiona sobre el momento actual de la edición independiente, como un frente que utiliza libro impreso como objeto cultural, como punto de reconexión social, es más, dice con convicción: ni siquiera existe un debate entre el papel y lo digital, son diferentes soportes para diversos propósitos que también utilizamos los editores independientes. Sara Schulz interviene contundente al referirse a las editoriales independientes como entidades que bocetan nuevos modelos de intervención artística e intelectual, generando en la práctica un tipo de activismo cultural donde la escritura y la edición se unen para revitalizar la cultura literaria. Para Abril Castillo la edición hecha a mano no busca dinero ni fama, más bien no la encuentra. Editar por la libre es una especie de resistencia, es una necesidad de poner frente a los lectores aquello que merece ser leído, en su caso, apuesta  por los textos híbridos, por publicar libros sin género definido y mucha ilustración.

Además llama a sacudirse esa idea de que el editor independiente solo es “creativo”, en ese sentido todos, de alguna manera,  tienen una editorial en la cabeza; lo complicado viene cuando se dan cuenta de que no tienen idea de administración o control financiero de una publicación. Efrén Ordoñez y Elvira Liceaga reconocen que la edición independiente abre nuevos circuitos de producción a lo escrito, habilitados como alternativas para los autores que no son tomados en cuenta en los grandes grupos editoriales. Al terminar la charla, nosotros en nuestro papel de lectores, nos quedamos tratando de comprender las estrategias que mantienen vivas a las editoriales independientes, en sus proyectos e intervenciones literarias, marcados por dos problemas adicionales y demás contradictorios: la sobreoferta cultural y los limitados y concentrados canales de comercialización.

Salimos a recorrer la feria, era el momento de aplicar la de "andábamos sin buscarnos pero sabiendo que andábamos para encontrarnos" y así, natural, nos llevamos: La virgen cabeza de Gabriela Cabezón, Casas vacías de Brenda Navarro y La novela luminosa de Mario Levrero. Con trofeos en mano, caminamos directo (al menos esa era la idea) al foro 2, pero paramos frente a la bicicleta que en su canastita exhibía churros con canela y café necesario, fue inevitable. 

Nos esperaba una presentación doble de Dharma Books, un libro de cuentos regios (la autora  Lorea Canales es de Monterrey y de acuerdo a la presentadora los relatos son soberbios, así que la palabra regio aplica en ambos sentidos) llamado Mínimas despedidas y la segunda novela de Karla Zarate que lleva por título Llegada la hora.  Este libro es sobre la muerte, prosa con humor negro, protagonizada por un “vivillo” que responde al nombre de John Guadalupe Ontuno, que es chicano y cocinero de una cárcel para condenados muerte. De acuerdo al presentador, la narrativa de Zárate sigue la pulsión de vida y la pulsión de muerte con todo lo que esto implica, la autora deja claro que todos hemos sido bondadosos en algunos momento de la vida y en otros, unos malditos; somos perversos pero no nos atrevemos a reconocerlo. No nos contaron más, leyeron fragmentos, provocando que la mayoría de los asistentes saliera con libros.

Nuestra última parada de la tarde: el foro 1, ahí tendría lugar la presentación de Casas vacías de Brenda Navarro. Al inicio, Patricia Salinas, que es quien presenta el libro, arranca con un monólogo sobre las relaciones tóxicas y maternidades insufribles, temas que desde su punto de vista resultan centrales en la obra. La autora complementa su intervención para ampliar los alcances del texto y se enfoca en los ejes de construcción de la novela al referirse a las ausencias como un una constante, como un punto de inflexión que nos lleva a preguntarnos ¿cómo se sobrevive a la desaparición de un ser querido o cercano? Las narradoras y personajes principales de la novela buscan su lugar en el mundo, pero también exponen la habitabilidad que tienen de ser espacios que puede habitar cualquier persona que hayan dejado entrar. Terminamos con una serie de preguntas que abren el debate alrededor de uno de los temas del libro: la maternidad. Escuchamos los más conservadores, arriesgados o heterogéneos pros y contras de las mujeres asistentes y nos vamos con la maternidad entendida como acto político, de resistencia; como una acción de esperanza para quien decide ejercerla.

El tiempo pasa rápido cuando los acontecimientos son gozosos, mientras nos dirigimos a la salida, los sensores de movimiento iban encendiendo la luz durante la marcha, pero decidimos imaginar que una especie de conjuro mágico lo provocaba. Salimos de FILO cuando la oscuridad nos había alcanzado, pero estábamos llenos de experiencias luminosas.

América Gutiérrez

FILO 2019

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