La España de 1827 en la que surge la secreta y nunca bien esclarecida rebelión apostólica, en la que sus protagonistas, los apostólicos, juzgaban al rey Fernando VII demasiado ¡liberal!, es descrita así por Galdós: "Un puñado de hombres refugiados en Inglaterra se empeñan en librar a su país del despotismo y, mientras ellos sueñan allá, ese mismo país se subleva, se pone en armas con fiereza y entusiasmo, no porque le mortifique el despotismo sino porque el despotismo le parece poco y quiere más esclavitud, más cadenas, más miseria, más golpes, más abyección." Esta España de 1827 no es la mejor versión de nuestra historia patria, y aunque nos encontramos ya ante una guerra civil, ésta carece de grandeza, de la horrible grandeza que llegará con la primera guerra carlista. En este telón de fondo, Galdós traza su novela con cierto carácter romántico; nos encontraremos con una monja enamorada, la muerte de un idealista, el amor imposible…Es el episodio del personaje Tilín y de sor Teodora, la monja aristócrata. Romántica también la figura de Jaime Servet o de Salvador de Monsalud. Tampoco se olvida Galdós, desde su posición liberal y moderada, de aquel duelo entablado, y no resuelto aún entre Carlos Navarro, ya un carlista declarado, y Salvador. Galdós acertó a transmitirnos la historia de esta época calamitosa de 1827 a través de una narración pasional y política, idealista sin duda, sentimental siempre y, a veces, muy pocas, inverosímil.