Las paredes oyen: Escrita en 1616, representada en 1617, Publicada en 1628. El equilibrio entre el enredo y el juego de los caracteres está mejor logrado que en La verdad sospechosa. Se resiente la comedia de un final que es un balance explicativo en que los personajes quieren poner en claro todos aquellos puntos explicativos en que los espectadores no han sido suficientemente informados. Pero esto significa un progreso en la técnica dramática de Alarcón: en sus primeras obras los actores iban explicando al publico, en razonados apartes, los motivos y fines secretos de sus actos; en Las paredes oyen todas estas explicaciones se han reunido al final de la comedia, están ya a punto de salir de ella, y en las obras posteriores acabarán por quedar fuera. Es la comedia que descansa en situaciones construidas mental o artificialmente, que vive de su propio júbilo y en la cual los caracteres están dibujados con perspicacia y finura, pero también con una libertad de trazo que, sin restarles vitalidad, los hace juguetes dóciles de un modo alegre, de un mundo joven y alborozado.

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