Para estudiar el nacimiento y, por consiguiente, las primeras manifestaciones de la lengua y literatura italiana, es necesario remontarse a aquellos largos y amplios períodos, que forman el proceso lingüístico “romanceamiento", es decir, la transformación del latín vulgar en lenguas propias, que se fueron elaborando sobre esta base del latín clásico y los elementos lingüísticos indígenas de las diferentes provincias, objeto de conquista por parte del imperio romano estas lenguas fueron llamadas vulgares", por el desprecio en que las tenían los hombres cultos, científicos y filosóficos, quienes continuaron sirviéndose del latín clásico hasta el siglo XVII.