Con Píndaro alcanza su apogeo la poesía griega. En vida, siempre fue considerado un altísimo poeta en todo el ámbito heleno. Los epinicios de este escritor se encuentran agrupados en cuatro libros: Olímpicas comprende catorce piezas, Píticas, doce, Nemeas, once e Istmicas, ocho. Casi todos los epinicios coinciden en los mismos determinados elementos estructurales: elogio del vencedor, relato mítico y sentencias religiosas y morales. A la invocación a una divinidad, a las Musas o a la patria y al elogio del vencedor sigue un relato mítico que es la pieza clave de la oda. El tema elegido está relacionado con las circunstancias de la fiesta: unas veces se refiere al dios en cuyo honor se han instituido las fiestas, otras, y son las más, a su patria. En Píndaro, el gran cantor de la nobleza y sus logros espirituales, descubrimos una visión coherente y sistemática de los valores aristocráticos. Este poeta es sacerdote de la religiosidad aristocrática, que predica la idea de la proximidad de Dios. Ha sido capaz, precisamente como poeta, de descubrir el sentido, el significado último del mundo.