Esta obra poética no es más que una exposición de una pequeña parte de lo que el autor denomina su Acopio de Nostalgias, producto de sus viajes y vivencias, de ahí que sus poemas contengan tantos aspectos del vivir, sentir y reflexionar; los temas variados son países, personajes, ciudades y facetas humanas. Atento a la Naturaleza y al Mundo, siempre reflexionando consigo mismo, escribe en la soledad de Riobamba o Anacapri en invierno, lo mismo que en un café de Mombasa o Madrid, de Katmandú, Túnez o Bergen, en una terraza de Alejandría en Bursa o Asunción o bien tomando té en el desierto de Uadi Ram o el de Atacama, en un jardín de Kioto, Hang Zhou o Almá-Atá, alojado en el jardín transiberiano o un barco por el Egeo o en la Isla de Pascua. Christian Mason permanece largo tiempo recogiendo vivencias que vierte voluntaria e involuntariamente en sus poemas, aunque abundan las que se profundizan en el propio ser y en general en la condición humana. Para completar la belleza de estos poemas el autor los ilustra con una serie de dibujos a tinta, dejando ver esa doble personalidad del autor: poeta-pintor o viceversa.