¿Por qué si una persona joven se olvida dónde dejó las llaves se le considera un despistado y si le sucede a una persona mayor se califica como una prueba de la pérdida irreversible de la memoria? ¿Por qué consideramos normal que un niño repita las tablas de multiplicar hasta aprendérselas y tan inútil y molesto tener que dar al abuelo varias veces una información para que la recuerde? ¿Por qué una persona mayor se preocupa de aliviar su reuma o de controlar su colesterol, por ejemplo, y no de los fallos de su memoria que tanto le angustian? Estos comportamientos son el reflejo del rechazo social hacia la vejez como consecuencia de los prejuicios que la consideran esencialmente como una etapa de deficiencias y de pérdidas. La memoria es especialmente castigada con prejuicios falsos. Las últimas investigaciones sobre la memoria demuestran que ésta se puede conservar en buen estado prácticamente toda la vida si se ejercita adecuadamente. Así que la idea de que la memoria se pierde sin remedio con la edad y que la persona mayor es incapaz de aprender y recordar es falsa y la discriminación a la vejez es injusta y absurda porque al final todos seremos viejos. Este libro dará respuesta a sus preguntas sobre la vejez y la memoria, en é1 encontrará ejercicios sencillos y eficaces que le ayudarán a mantenerla activa, a mejorarla y a solucionar esos fallos y olvidos comunes que tanto le preocupan. Compruebe que su memoria funciona, aumente su autoestima y viva.